29/6/10

Hilo rojo... Nuestro destino.

Se cuenta que hace muchísimo tiempo el emperador de un país muy rico y poderoso murió y dejó a su joven heredero como nuevo gobernante. Este nuevo emperador era muy impetuoso y por medio de sus allegados se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino; y la mandó traer ante su presencia.
Cuando esta poderosa bruja llegó, el joven emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique, y lo llevara ante la que sería su esposa ; la bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir el hilo, perseguida muy de cerca por el joven emperador y su corte. Esta busqueda los llevó hasta un mercado en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos.
Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo : “Aqui termina tu  hilo rojo". Pero al escuchar esto, el joven e impetuoso emperador enfureció, creyendo que todo era una burla de la bruja. Empujó a la campesina, que aún llevaba a su pequeña bebé en los brazos y la hizo caer, logrando que la bebé se hiciera una gran herida en la frente. Ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza por intentar burlarse de esa manera de él. El emperador, muy molesto, regresó a su castillo y luego de un tiempo, olvidó todo el asunto, pues ya había castigado a la bruja quitándole la vida.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse, y para este fin, su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso que tenía dentro de su mismo ejército, pues le daría estabilidad a su reino. Esta idea no le pareció mal al emperador, pues sabía que este general era muy querido y respetado por todo su pueblo, y además su hija tenía fama de ser muy joven y hermosa.
Luego de todos los preparativos, llegó el día de la boda y el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente.
Al llegar al altar, el emperador debía levantarle el velo y ver por primera vez este hermoso rostro… que tenía una cicatriz muy peculiar en la frente...

 "Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, de lugar, a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca podrá romperse."

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