6/1/13

In wonderland.



- ¿Podría decirme, por favor, que camino debo seguir para salir de aquí?
- Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar.
- No me importa mucho el sitio...
- Entonces, tampoco importa mucho el camino que tomes.
Alicia miró al gato, y se quedó callada pensando en sus palabras. ¿Realmente no importaba el camino a tomar? ¿Acaso el camino no decide el sitio? ¿O es al revés? 
Alicia muchas veces había decidido su camino, aunque no siempre sus decisiones la llevaron al mejor destino. Había ido detrás de muchos conejos en su vida, los cuales le habían hecho perder el tiempo junto a sus relojes, estancados, paralizados en momentos que prefería olvidar. Ahora se encontraba ante un gato que la miraba fijamente, aunque no se molestaba en volver a pronunciar palabra. Alicia lo miró enojada y el gato sonrió desde el árbol en el cual se encontraba. Ella se sentó en el piso, todavía enfurruñada, y decidió ignorarlo, sumergiéndose en sus pensamientos.
¿Cómo había llegado hasta aquí? Los recuerdos eran confusos. Recordaba un dolor agudo y una separación. Un alejamiento, un periodo vacío de su vida, un camino sencillo pero un destino aburrido y sin sentido. Un libro, una lectura rápida. Un click, un despertar. Abrir los ojos después de meses de oscuridad, y reconocer el vacío, sonriendo por haber encontrado la llave para salir de él. Acercándose a la puerta, suspiró indecisa. Podía volver a su camino sencillo, o podía tomar el que se encontraba detrás de esa abertura. Recordó las sensaciones y empujó el picaporte con voluntad. Una luz cegadora, un recibimiento cálido. Malas experiencias al principio hicieron que se replanteara la elección que había tomado... Hasta que... Una sonrisa, unos ojos felinos, hicieron que se detuviera un momento, una décima de segundo tal vez, pero fue tiempo suficiente para estar segura de haber hecho lo correcto. Se dejó llevar por un impulso, no por la razón. Una tímida frase, un mensaje con palabras complicadas y casi sin coherencia, varias charlas con el portador de esa sonrisa y esos ojos.
"Alicia, Alicia, ¿qué camino habrás tomado?" se preguntó. Pero no podía responderse, se encontraba desorientada. ¿Adonde seguir? No había indicaciones para decidir hacia donde dirigirse. Suspiró, apoyando la cabeza sobre sus manos, bloqueada. ¿Retroceder? Era una opción, volver al camino sencillo pero incompleto. No sufriría, pero tampoco sentiría nada; y ella no quería eso. Alicia miró hacia adelante, allí había un camino; la continuación de la ruta escogida anteriormente. Entrecerró los ojos y lo observó. Vio incontables obstáculos que le dificultarían el paso, oscuridades que le provocarían pánico, segmentos irreconocibles a la distancia...
- El final, Alicia. El sitio es lo que importa.- dijo el gato. Y desapareció.
Enojada de nuevo, Alicia volvió a mirar el camino. Pero a lo lejos, no vio el recorrido sin el final del mismo, tal como le había aconsejado el gato. Dos ojos... Sólo dos ojos verdes. Pero anularon todo lo demás. Finalmente, entendió lo que el gato quería decirle. ¿Le importaba a ella todo lo que tuviera que recorrer para llegar a aquellos ojos? ¿Los obstáculos? ¿Las heridas? No, realmente no le importaba, sólo quería llegar...
Porque allí, donde se encontraban esos ojos, se encontraba su país de las maravillas, su lugar ideal, en el cual se sentía plena y feliz. El camino ya no le resultaba llamativo. Lo recorrería, con heridas, con dificultades, con lágrimas. Pero llegaría, y lograría que esos ojos verdes volvieran a sonreírle, como la primera vez...


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